RUTA DEL CARES

Nuestro viaje al Campo base.
         
Aquel viernes 15 de Septiembre diez miembros de Abantos iniciamos el camino en diferentes coches hasta el que seria nuestro campamento base. El pueblo de Santa Marina de Valdeón nos acogió muy bien. Nos instalamos en el refugio La Ardilla Real, un lugar acogedor, donde sus dueños nos atendieron maravillosamente.
Aquella tarde noche fue muy intensa. Disfrutamos del lugar, de sus instalaciones, cenamos como buenos montañeros todos juntos en una gran mesa y nos fuimos a la cama a una hora razonable porque el día siguiente nos esperaba el Cares.

EL GRAN DÍA
Un desayuno al estilo leones nos despertó. La realidad nos inundo, el Cares nos esperaba.
Nuestro punto de partida era Caín de Valderón, hasta allí nos desplazamos. La ruta del Cares estaba en marcha. Como ya es tradición la foto de inicio de ruta.
  


 Iniciamos la ruta, alegremente, el tiempo era favorable. Los primeros metros se convirtieron en un alegre y hermoso paseo. Ninguno se pudo resistir a fotografiar todo aquello.
 



 

Chubasquero y enanitos un clásico del grupo.
La lluvia hizo su aparición, nos colocamos los chubasqueros y seguimos nuestra camino.  Los paisajes eran muy bonitos, mirases a donde mirases los ojos disfrutan del entorno.

   






 El sol salio y todos nos desprendimos de los chubasqueros. El tiempo cambiaba por segundos pero no nos importaba. La ruta estaba siendo impresionante y el grupo se lo estaba pasando muy bien.

 


  



 
El paisaje, nos impresionaba a cada momento, el tiempo variaba por segundos y el grupo disfrutaba y se divertía. Se podía decir que la ruta estaba siendo un éxito total.




 El camino parecía no acabar nunca, impresionaba el poder que la naturaleza nos mostraba. La Bandera no tardo en aparecer.





Como no donde hay piedras y barrancos siempre aparecen cabras. Nos divertimos un poco con ellas, les dimos de comer, las fotografiamos...

   










Las cabras nos entretuvieron un buen rato, je, je. Lo que luego nuestros ojos contemplaron fue un camino lleno de esculturas que la naturaleza había creado para el disfrute de todos los ojos que lo quisieran contemplar. Aquella roca tallada con gran precisión en la que habitaba una planta....




Ascendimos hasta el punto donde pusimos fin a nuestra aventura. Aunque en aquella gran piedra al borde del precipicio algunos nos arriesgamos y nos sacamos unas fotos. Tocaba comer y luego tomar el camino de vuelta. Claro concibiéndonos el retorno lo hicimos ordenadamente, velozmente y sacando otro millón de fotos.






 En el regreso fue divertido, nos cruzamos con las cabras nuevamente y el cielo empezó una vez más a juguetear. No tardaría en aparecer nuevamente la lluvia.



 Los paisajes de regreso eran preciosos y sorprendentes.









En el regreso fue divertido, nos cruzamos con las cabras nuevamente y el cielo empezó una vez más a juguetear. No tardaría en aparecer nuevamente la lluvia. 


Celebramos nuestro final de ruta y una vez más podíamos decir:

¡¡ RUTA CONSEGUIDA!!
Por la noche celebramos el precioso día que habíamos tenido. Todos estábamos muy contentos con aquella ruta y llegamos a la cama agotados e ilusionados con los grandes momentos que habíamos vivido.

EL REGRESO A CASA




Desayunamos, preparamos las maletas y nos despedimos al más puro estilo Abantos. En el Refugio  Ardilla Real nos habían tratado genial, eran encantadores.




 Antes de irnos visitamos el pueblo para conocerlo, la verdad habíamos parado muy poco en el y antes de irnos quisimos conocerlo.




Visitamos la Villa Romana La Olmeda, de camino a casa. Era un lugar chulo pero con un precio un poco elevado. Comimos por la zona y luego continuamos camino a casa.


Una vez más podíamos decir que aquella salida de fin de semana había sido un:

¡¡¡¡EXITO !!!!