CAMORRITOS

A las 9:00 todos aparecimos en el bar de nuestro amigo el chino. Unos desayunos chulísimos por 2€. Todo un puntazo.

Acabamos nuestro copioso desayuno y todos nos montamos en los coches y a Camorritos. La excursión estaba en marcha.
Llegamos a Camorritos muy, muy felices. Había nieve por todas partes... La alegría fue generalizada. Tocaba disfrutar.
 
 









 Foto de grupo en modo selfie y tradicional. Ahora tocaba ponerse en marcha.
Iniciamos la marcha por las vías y en unos metros cogimos una amplia senda cubierta de nieve.

 





En aquellos primeros metros las vías eran nuestro punto de referencia hacia nuestro destino.
 
 


 Aquel claro en el camino nos ofreció un momento de diversión. ¡¡Nieve virgen!!
 


 

Había que seguir el camino, la ruta estaba comenzando. Teníamos que cruzar un río y para no hacerlo peligroso tomamos la decisión de seguir por las vías del tren.
 





















Alguien pregunto, ¿Estas vías están en funcionamiento? Su respuesta no tardo en llegar.




Abandonamos la estación de Siete Picos y empezamos a ascender para encontrar la senda. Los GPS de los móviles empezaron a funcionar. La nieve no nos dejaba distinguir ninguna senda a sí que...




















 Las vistas eran impresionantes. El paisaje en general era muy hermoso.




 






 





 





Jugamos con la nieve, el hielo... Somos una panda de niños grandes.









Llegamos al mirador, el punto donde decidimos hacer el parón para comer, el lugar que sería el final del camino de ascenso. Caminar sobre nieve había sido muy divertido pero nuestros pasos eran más lentos y los kilómetros no se hacían a igual velocidad que cuando uno camina en condiciones normales.








 No pude resistirme en sacar la bandera. Aquel mirador nos hiba a dar para muchas, muchísimas fotos...



















 El reportaje individual tampoco se hizo esperar.

































 


 Tocaba regresar. Seguiríamos nuestras pisadas y nuestros GPS... El día estaba siendo encantador.

 ¿Nieve y Abantos? Un añoño más creamos a Braulio.



 Seguir nuestras propias pisadas era toda una experiencia.


















 Conocimos al primo de Braulio y no pudimos resistirnos.





 

Llegamos a Siete Picos, descansamos y...





















Pero aun podíamos disfrutar un poco más de la nieve antes de llegar al coche. Conociéndonos, cualquier cosa podía pasarse por nuestra cabeza. Si es que somos unos demonios.




La ruta llego a su fin y celebramos como es debido esta nueva y magnifica ruta.
Ahora ya podíamos decir eso de.... Pero aunque lo gritamos la ruta no había acabado. A nuestro compañero Javier desgraciadamente se le había olvidado la cámara de fotos en el Mirador. La voz de alarma salto el domingo por la tarde. Le enviamos la ruta y el lunes temprano descendió raudo y veloz desde Puerto de Navacerrada hasta el Mirador.

Varias horas después, ya podíamos gritar:
 
 
¡¡¡RUTA SUPERADA!!!